El destacado violinista y concertista yucateco Tomás Marín Medina, recibió la primera Cátedra Extraordinaria de la Universidad de las Artes de Yucatán (UNAY) en reconocimiento a su trayectoria artística de excelencia, que abarca más de 50 años.
La ceremonia solemne se llevó a cabo en la Caja Negra de la UNAY, con la presencia de la comunidad artística, docentes y estudiantes.
El Comité Doctoral de la UNAY, compuesto por especialistas de diversas disciplinas artísticas y académicas, presidió la actividad y reconoció la trayectoria de Marín Medina.
A lo largo de su carrera, Marín Medina ha desarrollado un trabajo sólido que lo ha llevado a destacar en varios concursos de prestigio, obteniendo premios en los certámenes de Bach, Wieniawski, el Prix de Rome, entre otros.
Su trayectoria internacional incluye la fundación y posición de concertino de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, así como actuaciones como solista con diversas orquestas mexicanas y giras por América, Europa y Asia.
La ceremonia de instalación fue un acto solemne y emotivo que comenzó con la proyección de un cortometraje documental sobre el maestro Tomás Marín Medina, dirigido por Luis Alberto Quijano Herrera, la interpretación del Canticorum Júbilo de G.F. Haendel, a cargo del coro de la UNAY, dirigido por Concepción Casals y acompañado por el pianista Gerardo Romero.
Posteriormente, se procedió a la constitución de la mesa solemne y la apertura de la sesión, seguida de la lectura del acta con la resolución del Comité Doctoral, a cargo de Domingo Rodríguez Semerena. Luego, se otorgó la Cátedra Extraordinaria por la UNAY.
Después de la lectura de la semblanza del homenajeado a cargo de Lamiae El Amrani, representante del Comité Doctoral, se incorporó al homenajeado a la mesa solemne y se llevó a cabo el acto de investidura y nombramiento como catedrático extraordinario por la Universidad de las Artes de Yucatán.
El acto continuó con la lectura de la promesa de fidelidad, del juramento, palabras del catedrático extraordinario, el levantamiento de la mesa solemne y el cierre con la interpretación coral del Benedicat vobis, de G.F. Haendel. Finalmente, se develó la placa conmemorativa.