Una orden ejecutiva que instruye al Departamento de Comercio a examinar la posibilidad de imponer aranceles al cobre, lo que constituye una medida más en una serie de acciones dirigidas a imponer gravámenes específicos por sector que buscan remodelar las cadenas de suministro globales, firmó el presidente Donald Trump .
Dijo que la orden tendría un “gran impacto” al firmarla el martes en la Oficina Oval, acompañado del secretario de Comercio de su administración.
Altos funcionarios de su gobierno dijeron más temprano que esta medida era necesaria para abordar lo que consideraron un problema de seguridad nacional.
Afirmaron que el vertido y la sobrecapacidad en los mercados globales habían afectado la producción nacional de cobre en Estados Unidos, dejando a los sistemas de armas y otros productos críticos dependientes de importaciones.
Los funcionarios informaron a los reporteros bajo la condición de anonimato para discutir medidas que aún no se habían hecho públicas.
Los funcionarios indicaron que era prematuro hablar de una posible tarifa para los aranceles sobre el cobre, en respuesta a una pregunta de un reportero.
La investigación se llevará a cabo bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión del Comercio, que otorga al presidente una amplia autoridad para imponer restricciones comerciales por razones de seguridad nacional.
El secretario de Comercio dijo en un comunicado que la acción también investigaría productos que incluyen cobre y mencionó que la administración tiene como objetivo revitalizar la industria nacional de ese metal.
Peter Navarro, asesor comercial de Trump, señaló a China, diciendo que este país “ha utilizado durante mucho tiempo la sobrecapacidad industrial y el vertido como un arma económica para dominar los mercados globales, socavando sistemáticamente a los competidores y eliminando a las industrias rivales del negocio”.
Estados Unidos consumió aproximadamente 1.6 millones de toneladas de cobre refinado en 2024, según el Servicio Geológico del país.
El país depende de importaciones significativas de este metal, que se utiliza en todo, desde cableado eléctrico hasta paneles solares y canalones, siendo las importaciones netas de cobre responsables del 36 por ciento de la demanda, según investigaciones de Morgan Stanley.
Estados Unidos produjo unas 850 mil toneladas de cobre primario el año pasado, pero sigue dependiendo de las importaciones de sus principales aliados comerciales para satisfacer la necesidad.
Chile es la principal fuente de importaciones, representando el 38 por ciento del volumen total de importaciones, seguido de Canadá y México, con un 28 por ciento y un ocho por ciento, respectivamente.
Los comentarios de Trump el mes pasado sobre su intención de implementar aranceles al cobre sorprendieron al mercado de cobre físico, ya que este importante producto había evitado quedar atrapado en la guerra comercial del presidente durante su primer mandato.